El arte griego tuvo dos tradiciones o tendencias que se manifiestan en todos sus órdenes, incluyendo la música. La tradición proveniente de los Dorios representó el equilibrio, el orden y el vigor. En cambio, la tradición de los pueblos Jonios, de origen asiático, representó la libertad y la fantasía. A diferencia de la escultura y arquitectura, donde alcanzaron modelos propios y perfectos, su música tiene elementos importados, tanto en sus instrumentos, como en sus melodías. Lo que si es propio, como aporte, es que empiezan a desarrollar complicadas teorías musicales, desde la filosofía, con autores como Pitágoras, Platón, Aristóteles, y en la era cristiana Boecio, relacionando los términos musicales (como los intervalos) con razones matemáticas.
La música se empleó en ceremonias religiosas, juegos atléticos, labores agrícolas, medicina. El canto coral, practicado por todo el pueblo, dio origen a la poesía coral de tendencia dórica, por oposición a los cantos solistas de tendencia jónica.
Como otros pueblos de la antigüedad, los griegos pensaban su música en función de los recursos de cada instrumento o de cada actividad, por lo tanto no existe un verdadero desarrollo de la práctica instrumental, sin embargo, usaron algunos de manera notoria, como los aulos, instrumentos de viento vinculados a los cultos dionisíacos y los syrinx o flautas de pan. También las cítaras, instrumentos de cuerda empleados en el culto a Apolo, las liras, etc.
La música fue modal. Con siete modos básicos de estructura de escalas, distintas a nuestras escalas mayores o menores. Los nombres de los modos eran de origen regional: dorio, hipodorio, frigio, hipofrigio, lidio, hipolidio, mixolidio, hipomixolidio (o dorio). Cada modo tenía siete notas, por ello era diatónica (igual que nuestras actuales escalas), solo que las notas iban en orden descendente, y no ascendente como las modernas escalas. Con la helenización entraron las escalas cromáticas y enarmónicas, con mas notas y cuartos de tono. Además los modos poseían un carácter o ethos, que coincidía varias veces con el ritmo propuesto y con el texto literario que acompañaban; es decir cada modo expresaba una carga afectiva diferente (melancolía, entusiasmo, serenidad, etc.).
Sabemos que existió una escritura griega, en base a letras que se colocaban encima del texto, pero no han llegado hasta nosotros salvo unos pocos ejemplos como el Epitafio de Seikilos (Siglo II a, C, ), también se perdió en el tiempo la tradición melódica que uso los cuartos de tono, vencida por las nuevas propuestas propugnadas desde el cristianismo en la Edad Media.
Como ejemplos musicales tenemos los cantos de los poemas homéricos, los coros, las danzas habituales en las ceremonias y festividades religiosas y cívicas, la música en el teatro, etc.
chevere
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